Una vez en Europa, enfrentan condiciones realmente duras. La nieve y la intensa lluvia que asola el continente hacen que miles de familias estén sufriendo condiciones extremas. A la drástica bajada de las temperaturas (- 20 grados), se añaden centros de acogida masificados en Grecia y Balcanes donde 23.700 niños y niñas están viviendo en condiciones muy duras. El hacinamiento y el mal aislamiento hacen que estos lugares sean perjudiciales para la salud y permiten que las enfermedades respiratorias se extiendan rápidamente cuando llega el frío. En Italia, muchos de estos niños están solos. De hecho, se ha duplicado el número de niños que viajan solos, sin sus familias. Son ya más de 25.800. Muchos de ellos han sufrido además violencia sexual, explotación, abuso y detención.

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